21 febrero 2009

Morton’s: Crónica de una cena anunciada. Parte 2

si no leista la primera parte, aqui esta...

Cuando entramos, y después de que Francisco me hiciera la propuesta de quedarnos nosotros a cuidar el carro y nos comiéramos un par de hot-dog de la esquina con los $20 dólares del valet parking; me fije que entramos a un pequeño pasillo, muy elegante, piso de mármol y luz tenue. Me fije que las paredes de ambos lados estaban llenas de casilleros, hechos en madera y con la puerta de cristal, de modo que el contenido del casillero se pueda ver. En ellos, había botellas de vinos de diferentes tipos y marcas. Yo pensé, “ah, parece que este es la bodega de vinos del restaurante.” Luego, y fijándome detenidamente en cada casillero, percibí que cada uno tenia una pequeña placa dorada en el marco de madera que sostenía el cristal. Estas placas estaban grabadas con nombres… O mejor dicho, apellidos. Yo, con mi cara sorprendida y boquiabierta, no podía creer que gente, familias enteras guardaran sus vinos en el restaurante, (coño lo que hacen los cuartos). De repente me vino a la mente que la gente hace lo mismo en Santo Domingo. Los tigueres dejan cervezas pagas en el colmadón, para bebérselas cuando tan corto. (jajajaja)

Bueno, pasamos adentro, al área de guardar los abrigos, donde nos atendió una joven la cual inmediatamente comenzamos a indagar entre nosotros de que nacionalidad era. Ella era rubia, pero teñía. Era bonita, pero era una belleza un poco extraña, o al menos no común. Yo dije que era brasileña; Papi me dijo: no, muy fina para ser de América del Sur, ella debe ser europea, o algo así. Luego el host, en tipo elegante y vestido de smoking, nos condujo hacia la mesa reservada para nosotros. El lugar, aunque casi todas las mesas estaban ocupadas, no se veía lleno. Era un restaurante en el que las mesas estabas a cierta distancia una de otra, no como uno esta acostumbrado a ver restaurantes donde los espaldares de las sillas chocan unos con otros de lo pegados que están. Esto te daba la impresión de cierta privacidad, casi como para que las conversaciones de cada mesa no interrumpieran a la del lado. Era un sitio muy elegante, de luz tenue, asientos en piel y detalles de madera oscura. En una que otra pared, algunas fotos de celebridades, fotos de la ciudad de Boston, y pinturas enmarcadas muy elegantemente.

Todos nos acomodamos en una mesa larga, para diez personas. Luego el host nos presento a nuestra camarera y explicó que ella solo tendrá a cargo nuestra mesa. Que ella seria exclusiva para nosotros. Ya se imaginaran como lo importante que nos sentimos por tener un mesero solo para nosotros. Claro, mi Padre explicó que la tanta dedicación por parte del restaurante se debía a la presencia de una personalidad tan grande de la Republica Dominicana, como lo era él, (que modesto!). “Amy”, como se llamaba la camarera, nos dio la bienvenida y de inmediato nos tome la orden de las bebidas. Algunos ordenaron tragos, refresco para los niños, jugo de manzana para Camila, y una botella de vino para el resto… es decir, para mi hermana Gissell y Yo. El vino, no recuerdo la marca, pero sé que era de origen californiano.

Luego de que nosotros nos termináramos de acomodar y de que resaltáramos lo bien que se veía el lugar, Amy, llegó con las bebidas y con una pan que todavía estaba caliente recién salido del horno. De inmediato se dispuso a explicarnos el menú al mismo tiempo de que el host, nos entrego “la carta”. Mi sobrino, Leonardo me hizo el comentario de que el host parecía James Bond, porque traía un smoking como el de Bond, lo cual destelló una risa en ese lado de la mesa.
Todos ordenamos, y claro, la típica orden de carnes con el término “bien cocido” se apodero de la mesa. Es que aun no nos acostumbramos a comer esta carne como los gringos supongo… Al poco rato de que Amy tomara la orden, el host se apareció con unos corbatines de smoking para Leonardo y Sebastián (para que asi los tres se parecieran a Bond… James Bond).

**** La tercera parte viene por ahi, ya casi termino...

La Vida Util de Harold B.
haroldblancog@gmail.com

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